El azul de la noche
cubre de oscuros reflejos
tu salvaje melena.
Soy la mujer de la flor silvestre.
La sencillez de mi ropaje
oculta mi propia oscuridad.
La que de pronto
enciende la furia
y saca su lado salvaje.
Ese,
el que tú, Maestro,
me enseñas.
Quizás se trate solo de eso. Seguir las huellas que me indiquen hacia donde caminar ahora que parece que todo queda en suspenso. Aquí intento guarecerme. Es mi propio rincón,donde recibo a quienes quieran descansar un rato. Bienvenidos a todos.
Llévame
Hasta la tumba
donde yace
aquella niña
que tenía
en los ojos
todo el saber
por venir.
Noche de estrellas
y milagros.
No hay nada
que perturbe
este cielo
que hace dibujos
entre mis dedos.
Magia
de sombra y luz
en el discurso
de la mansa lluvia.
Dejo caer
la dulce infancia
para que juegues con ella.
(Para Patricia, mi referencia de amor y amistad en la niñez, la alegría,el asombro y los secretos,esas tardes en Olivos,nuestro barrio)