Ocho mil astillas
en mi corazón
bastarían para definir
el absoluto dolor
que dejas?
Sirven acaso
para clavarme
en mis propias cruces
como un insecto fúnebre
y no perderte
amiga mía?
Me ahogo de dolor
y me lleno las manos
de espinas
con las que herirme
queriendo más dolor,
queriendo de verdad
que nada de esto
sea cierto.
Y cargo con esta cruz
que no me deja espacio
para poder dolerte
con toda mi sangre
congelada.
Como grita
hasta la piel,
aquí donde
el sonido de tu voz
quedó atrapado
en una jaula de silencio.
Donde el lecho
que te cobija
se cubrió de flores.
Y veo como tus alas
se despliegan
como soles.
Vientos majestuosos
que te elevan.
Y tu silencio
en ese cielo
donde reinas
como un águila de Luz.