Estoy colapsada… creí que salir hoy al super iba a ser lo más,
el desahogo, el aire , mi salida genial, casi me maquillo y todo.
Pero me entra el agobio apenas llego al no ver a nadie ,de
no saber ni como coger las manzanas, los plátanos, el pan. Me pongo el guante de
plástico en la mano derecha, pero, claro, abrir la bolsa y colocar la
fruta dentro, tiene su intríngulis, porque las bolsas vienen tan pegadas que
haría falta humedecerme los dedos para separar las dos capas, entonces,
al humedecerme los dedos entrarían en contacto con mi boca, y vaya a saber
quién tocó esa bolsa. Lo intento con la izquierda pero no hay manera, al final
hago una especie de soplado húmedo sobre la bolsa, y por fin se abre (y yo
hubiera salido corriendo a la puerta del super a hacer gárgaras con alcohol
para desinfectarme la boca ,no fuera a contagiarme). Pero esto es solo
el comienzo, porque faltan aún los plátanos, los kiwis , la lechuga y los
aguacates. (Porqué no se me ocurre poner todo en la misma bolsa se preguntarán?
Porque luego tengo que colocar la fruta suelta sin protección en el mostrador de la caja para pesarla, con lo cual estaría en
las mismas opciones de contagio)
El pan es lo más fácil porque viene empaquetado así que me crezco unos instantes previos al siguiente reto que es llegar a la caja, sacar todo de la cesta, pesarlo, volver a
meterlo en la bolsa grande (que sí he traído de casa) y pagar con tarjeta.
Y yo con mi guante puesto y la neurosis higiénica galopando
por mi cabeza.
Llego a la caja cual si fuera la meta de la carrera de
Ironman , la chica a más de un metro comienza a pasar y pesar la fruta y demás
por el mostrador. Todo correcto, recoloco nuevamente en la bolsa todas las
bolsitas, saco mi tarjeta para pagar con mi guante salvador.
La chica pasa la tarjeta, me la devuelve y la tarjeta cae al
suelo porque se me resbala por la torpeza de no querer rozarme con nada. Mientras la veo caer como a cámara lenta grito mentalmente…nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.
Recojo la tarjeta, la soplo como los nenes, como si eso
fuera el más poderoso de los desinfectantes, tiro la tarjeta dentro de la bolsa
y pienso: “ya veré qué hago cuando llegue a casa”.
Salgo del super, la meta siguiente es mi hogar dulce hogar,
mi Neura está al borde del colapso, me apuro. En la calle no está ni el perro,
silencio y algún pajarito que canta , la ciudad desierta.
Llego a casa, abro con mi mano enguantada el portal,
presiono con el índice plastificado y llamo al ascensor, pulso el 3º . Subo.
Abro mi puerta y ya estoy a salvo pero…
No sé ni cómo sacarme el guante sin rozarme con la mano
libre, si tengo que cambiar de bolsa las
manzanas y ponerlas así sueltitas, o la lechuga en otro recipiente, con qué me
lavo por el amor de dios? Agarro el guante como si fuera una serpiente
venenosa, puedo sacarlo sin dificultad, pero, me pica la nariz y no sé cómo
rascarme. Entonces me lavo las manos como se nos ha explicado y aprovecho para rascarme la nariz con la mano mojada
y enjabonada. Me acuerdo que tengo un poco de alcohol diluido en agua para que cunda más, así
que raciono 5 gotas y media y me enjuago las manos a continuación y aprovecho para
pasarle un algodón con alcohol a la tarjeta (espero no cargarme la cinta magnética)
y vuelvo a lavarme las manos por las dudas.
Ay! Por favor, creo que no saldré nunca mas! Me estaré
volviendo agorafóbica? (Mi Neura busca
información neurótica en su córtex derecho, a ver si encuentra algo, oigo sus
tuercas mentales crujir)
Es demasiado estrés y en casita se está mejor!!!
(Imagen de Maitena recogida de Google de su libro: LOCAS ALTERADAS)