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jueves, 28 de enero de 2021

Pantallas de Luz

Hace unos días soñé con este verso: "Escribes pantallas de luz en el Mar del ver"
Durante una charla con Carlos Perrotti, me sugirió un ejercicio que hacían los poetas surrealistas, y la idea es construir un poema donde los versos comiencen con cada una de las palabras del verso soñado. He aquí lo que surgió. 
(Gracias infinitas Carlos!)



Escribes abril ingobernable y luminosas certezas,
pantallas en el sueño
de intensidad rabiosa.

Luz como polvo absoluto reinando
en el angélico dulzor del cielo.
El canto insomne del oleaje eterno,
mar de las calmas urgentes y furiosas
de la única sirena que insensata se niega a la delicia.

(Ver de repente el sobresalto del amor.)






(Imagen de Catrin Welz-Stein)




lunes, 18 de enero de 2021

Mínimas XI

Pequeñas mentiras piadosas
caen
inevitables
al amor del mantel
en la hora del desasosiego.




En la tranquilidad
de los vagones
de un tren inesperado
o en la pausa
que queda en una hoja,
el invierno
saltó al vacío.





(Imagen: Henn Kim)

sábado, 9 de enero de 2021

Plegaria



La noche se vierte
sobre la lengua sedienta.
La tierra resplandece.
Y no hay más sonido
que el dulce olor
del cuerpo
sacudido de deseo.

Eramos.
Ahí en la luz ,
ahí en la mirada.

Lo otro
era la forma sagrada
de pronunciarnos.




(Imagen recogida en Google de Catrin Weltz-Stein)

lunes, 4 de enero de 2021

Volver a mi

Este mes ha sido pródigo en retos y participaciones... 
Aquí les dejo el que escribí para el Blog de Gine, cuya propuesta era la de escribir acerca de nuestros "deseos"para el futuro,para el año,para nuestras vidas...( El árbol de los deseos )

Gracias siempre querida Ginebra,por hacer magia con nuestras palabras.



Este es mi relato:


El viejo tesoro hallado en el desván de su abuelo brillaba a la luz tamizada por la vieja cortina.

Con mucho cuidado tocó las suaves teclas desgastadas por el uso y por el tiempo. Colocó un folio amarillento del montón que se apilaba a un lado de la máquina de escribir.

Vibró sintiendo cómo las palabras se agolpaban por salir de sus dedos y comenzar la danza por el teclado.

Cuántos deseos había postergado a lo largo de su vida. De pronto se daba cuenta de que en realidad siempre había desoído el llamado de su propia intuición.

Cuántas palabras perdidas, cuántos versos acumulados en el tiempo. Con cada palabra silenciada había perdido hasta sus recuerdos.

Ni siquiera sabía lo que deseaba. Así de profundo era su propio olvido.

El desván olía a su infancia, era un aroma diferente, una mezcla de flores y madera y muy en el fondo un suave toque a humedad.

Cerró los ojos con las manos sobre el teclado, acariciándolo levemente. Sus párpados temblaron, suspiró y se dejó envolver por ese espacio tan conocido y seguro.

Su infancia caminando de puntillas tocó su frente con un leve aire fresco. De pronto su vida pasó ante sus ojos como un viaje sin tiempo. Y pudo descubrir en cada imagen, su esencia, la profunda identidad olvidada de su corazón.

Y lloró su propio hallazgo.

Dejó correr las lágrimas que desataron cada nudo dándole la bienvenida. Por fin viva, respirándose.

Abrió las alas de su alma, las dejó brillar en su grandeza y las envolvió en su propia luz sintiendo por fin el llamado henchido de emoción.

Los deseos caminaron uno tras otro, deslizándose por el teclado de la vieja máquina y comenzó a escribir.