Durante una charla con Carlos Perrotti, me sugirió un ejercicio que hacían los poetas surrealistas, y la idea es construir un poema donde los versos comiencen con cada una de las palabras del verso soñado. He aquí lo que surgió.
(Gracias infinitas Carlos!)
Escribes abril ingobernable y luminosas certezas,
pantallas en el sueño
de intensidad rabiosa.
Luz como polvo absoluto reinando
en el angélico dulzor del cielo.
El canto insomne del oleaje eterno,
mar de las calmas urgentes y furiosas
de la única sirena que insensata se niega a la delicia.
(Ver de repente el sobresalto del amor.)