Este relato que recupero hoy, quiero dedicárselo a AURORATRIS,porque sé que le encanta,le divierte, y que cada vez que lo lee se ríe como la primera vez!
Qué hacía yo en un Tuppersex? Era la pregunta del millón de
ese momento. Porqué siempre me convencían para hacer algo que no quería? Porqué
me resultaba tan dificil decir que no?
Estos, junto con otros millones de porqués me preguntaba
mientras tocaba el timbre de la casa de mi vecina.
Al abrirse la puerta, ella me recibió con una sonrisa
cómplice acompañada de un fondo de grititos y cháchara.
Caminamos hasta el salón .Y entonces al ver la mesa repleta de
artículos que iba sacando de una maleta roja la
vendedora-informadora-madurita-pechugona ,todas mis locas subieron
estrepitosamente a mi cabeza y comenzaron su particular cruzada para ser la
loca dominante, mientras yo me sentaba en un sillón esperando que comenzara
la explicación y el funcionamiento ( muy obvio) de cada
artilugio, aceites ,polvos ( con perdón), plumas, esposas forradas de peluche
rosa chicle, bolitas sospechosamente numerosas pendiendo de un hilo y un largo
etc que prometía delicias turcas (o casi igualmente dulces y comestibles).
-Dios mío! Qué es eso tan grande?- preguntaba asombrada mi
Niña interna con muchas ganas de saber.
-Nena ,eso es un pollón negro ,no te das cuenta? En qué
planeta vivís?- se descojonaba la ordinaria de la Basta, mientras intentaba
abarcar todo el material de una sola ojeada.
-Ay ,eso no me puede caber!- bramaba mi Neurótica pensando
en ese tamaño entre las piernas.
-Vos probá, verás como te cabe tía ,no te jode!- insistía la
muy Ordinaria-
Mi Oscura, se sentía humedecer solamente de pensar en ese
aceite comestible y lubricante
deslizándose por su sexo, calentándose por
momentos.
Y así, todas, en un coro de voces idénticas y estridentes,
querían su parte de atención, mientras yo, intentaba seguir los argumentos de
la vendedora, que sabedora de lo que tenía entre manos (ejem) te llevaba con
voz sugerente a un paraíso prometido donde el sexo perfecto estaba garantizado.
Por mi mano pasaron, penes exóticos ,con diferentes
texturas, tamaños y colores. Un patito de cándida apariencia que si se usaba
como juguete en la bañera hacía maravillas entre tus piernas.
-Ese pico!! –chillaba la Basta- imaginátelo rozándote
el chichi!
-Pero si parece un juguete de bebés- repetía mi Niña
incrédula, mirando el dulce patito de goma.
-Pues habrá que lavarlo muy bien cuando acabes, porque eso
es un foco de infecciones- sugería la
Neura ,enjuagando imaginariamente cada artilugio utilizado.
Hecha la presentación general de los productos ,la vendedora
comenzó a explicar los beneficios de ciertos geles y cremas ,que eran
salvoconducto seguro hacia el orgasmo más zen-plus-ultramega perfecto que
puedas imaginar, y comenzó a hacer una demostración, poniendo la mágica pócima
( un gel transparente) en la yema de cada uno de los índices de las invitadas,
sugiriéndonos que por turnos fuéramos al baño a aplicarnos el mágico ungüento,
y esperar el efecto frío-calor, que prometía disparar nuestra temperatura.
Cuando llegó mi turno, me levanté del sillón algo incómoda,
con mi índice “erecto” untado en el gel sagrado ,y me metí en el baño,
mirándome el dedo sentada en la vasija…
Las locas, callaron, me miré en el espejo, tenía las
mejillas rojas, y sentía un intenso calor provocado por las risas de todas las mujeres
que habían entrado al baño previamente.
Tardé solo un segundo en oír a la Oscura, con voz
sensual susurrándome, que lo probara.
-Póntelo- ordenó- Y yo, metí el dedo por entre el
elástico de la braga.
-Frótatelo por el clítoris- Con voz firme y resbalosa, casi
tanto como la sensación que tenía en ese momento.
Un intenso calor se apoderó de mi sexo, seguido de una
especie de aliento frío, que me sacudió internamente. Era en efecto, algo muy
placentero.
-Sigue- Dijo Oscura, con seguridad- no vas a tardar nada!-
Froté mi sexo con el dedo, sintiendo una oleada de gozo que
me cortó el aliento.
-Sigue- ordenaba Oscura- Disfrútalo, es todo tuyo-
Abrí mis piernas un poco más y apoyé la espalda contra la
tapa del váter.
-Más, así, más fuerte, más rápido- Oscura ya muy caliente se
perdía con su voz entre mis dedos…
-Córrete, disfrútate, goza- Oscura gemía acompañando mi
orgasmo silencioso y entrecortado.
Cuánto tiempo había tardado? Nada ,apenas unos minutos,
nadie se daría cuenta.
-Qué coño te importa si alguien se da cuenta?- Interrumpió
Basta cuando me lavaba las manos.
Y salí del baño, apurada, recolocándome el pelo y la falda,
mientras oía a mi Basta que me decía: - De puta madre tía eh?? compráte dos
tubitossssssssssss...hacéme caso!-
(Me los compraré ,cuesten lo que cuesten!)