se posan en mis manos
como heridas
de luz,
y el mar
se sumerge
en mi cuerpo.
Su verdor
incendiado
en el ocaso
y la sed
en la garganta,
presagian
la noche.
(Vivir
con la mirada arañada
de deseo.)
Quizás se trate solo de eso. Seguir las huellas que me indiquen hacia donde caminar ahora que parece que todo queda en suspenso. Aquí intento guarecerme. Es mi propio rincón,donde recibo a quienes quieran descansar un rato. Bienvenidos a todos.