Cuando en las calles
no hay fronteras
donde desnudarse
y el alba se recorta
contra el pecho del viento,
no sé si vestirme
de luminosa
como un pez herido de sol
o enredar mi pelo
en una cinta.
A veces la mañana
irrumpe estrepitosa
lanzando canciones
en las esquinas,
y mis secretos
se deslizan como anclas
enterrándose en el fondo
de los puertos perdidos.
Entonces despierto
queriendo soñar
una infancia,
donde el tiempo
suaviza
el rasgo de los años
y se deshace en silencio
sobre los tejados.
no hay fronteras
donde desnudarse
y el alba se recorta
contra el pecho del viento,
no sé si vestirme
de luminosa
como un pez herido de sol
o enredar mi pelo
en una cinta.
A veces la mañana
irrumpe estrepitosa
lanzando canciones
en las esquinas,
y mis secretos
se deslizan como anclas
enterrándose en el fondo
de los puertos perdidos.
Entonces despierto
queriendo soñar
una infancia,
donde el tiempo
suaviza
el rasgo de los años
y se deshace en silencio
sobre los tejados.