Esta noche, es especial, y respondiendo a su llamada, y con toda la alegría de disfrutar de esta noche mágica, traspaso las puertas de sus Dominios.
León rugiente y fiero
inclína tu cabeza ante la Luna.
El azul de la noche
cubre de oscuros reflejos
tu salvaje melena.
Soy la mujer de la flor silvestre.
La sencillez de mi ropaje
oculta mi propia oscuridad.
La que de pronto
enciende la furia
y saca su lado salvaje.
Ese,
el que tú, Maestro,
me enseñas.