(Segundo texto elegido para "la antología de relato erótico de Isesus"
Aquí les dejo,como había prometido,el segundo texto publicado en dicha antología.
Gracias por acompañarme.)
Brindo por la despedida .Una y otra vez siento que me
disuelvo en
cada trago.
No sé porqué es imposible desprenderme del olor de tu piel, mientras
la mía se estremece.
Será porque aún pervive la sensación de pertenecerte y no puedo
arrancar la desazón que me queda en este momento cuando sé que ya no hay
nada.
Pero cómo hacerlo? Mis pechos y mi sexo te reclaman y mis labios te
recorren de memoria.
Sola con mi copa medio llena, te lloro en el frío silencio de esta
noche en que nadie me toca.
Cada trago es un calor que lacera mi garganta muda y en esta absoluta
soledad intento exorcizar tu lengua implacable lamiendo mi clítoris que
ahora se niega a latir, apenas húmedo. Y no puedo evitar derramar sobre
mi coño un poco de vino y enterrar los dedos fríos que me erizan la
piel.
-Fóllame otra vez- te pido en un mudo grito al vacío y en ese vuelo
ciego vuelvo a verte montándome con fuerza con tu pene perdido dentro de
mi sexo hambriento.
Aprieto los muslos atrapando mi mano que se rinde al contacto tibio
de la vulva . ¿Cómo arrancar la sensación de cada orgasmo? No sé si
odiarte para que todo sea más fácil o rendirme a tu boca infiel.
Y yo, traidora de mí misma, faltando a todas las promesas que me hice
de dejarte, me sometía trepando por tu cuerpo, que borró cada arruga
del mío, cada año que me separaba de ti en cada orgasmo. Y ya de igual a
igual, deshacerme de placer al oírte pedir que me tragara tu pene
suculento quedando irremediablemente atrapada en tu sexo cuando encadenaba
exhausta un orgasmo tras otro, y mis gemidos se mezclaban con tu risa
lobuna desafiándome a acabar una vez más.
Con cuanto deseo esperaba que por fin te corrieras viendo tu rostro
llenarse de placer con los ojos cerrados y tu voz dándomelo todo ,y otra
vez mi boca , mi vagina ,mi culo, recibían tu leche caliente
derramándose con fuerza .
Mi sexo comienza a despertar con tu recuerdo y lo froto perdida y
triste con mi copa a medias dejando caer un rastro de vino rojo por mis
pezones que se erizan fríos, huérfanos de tu boca.
Siento mi propio latido de calor y desesperadamente agito mis dedos
contra el clítoris que se moja y me envía oleadas de placer y de vacío,
de dolor y de gozo.
Y el vino aletarga mi devastada decisión , la distancia que nos
separa y la razón de dejarte.
Sola, sola y caliente masturbándome con tu recuerdo, no puedo
correrme . Me aprieto los pechos y la mano baja para hundirse otra vez en mi coño
desolado.
El alcohol y la pena me resecan ,entonces te conjuro mentalmente,
traicionando una vez más mi juramento y apareces en toda tu potencia
cabalgándome con desesperación, jadeando de placer contra mi espalda,
pronunciando palabras tatuadas para siempre en mi corazón.
Gruesas lágrimas de dolor caen sobre mis pechos como caían las gotas
de tu semen y mientras el orgasmo me inunda caliente y helado como una
pérdida, elijo dejarte de un tajo en mi alma.
Infiel a mí misma, entre el deber y el deseo, dejo mi copa vacía.
Al otro lado de la puerta, en la oscuridad del dormitorio, mi esposo
duerme apaciblemente.
cada trago.
No sé porqué es imposible desprenderme del olor de tu piel, mientras
la mía se estremece.
Será porque aún pervive la sensación de pertenecerte y no puedo
arrancar la desazón que me queda en este momento cuando sé que ya no hay
nada.
Pero cómo hacerlo? Mis pechos y mi sexo te reclaman y mis labios te
recorren de memoria.
Sola con mi copa medio llena, te lloro en el frío silencio de esta
noche en que nadie me toca.
Cada trago es un calor que lacera mi garganta muda y en esta absoluta
soledad intento exorcizar tu lengua implacable lamiendo mi clítoris que
ahora se niega a latir, apenas húmedo. Y no puedo evitar derramar sobre
mi coño un poco de vino y enterrar los dedos fríos que me erizan la
piel.
-Fóllame otra vez- te pido en un mudo grito al vacío y en ese vuelo
ciego vuelvo a verte montándome con fuerza con tu pene perdido dentro de
mi sexo hambriento.
Aprieto los muslos atrapando mi mano que se rinde al contacto tibio
de la vulva . ¿Cómo arrancar la sensación de cada orgasmo? No sé si
odiarte para que todo sea más fácil o rendirme a tu boca infiel.
Y yo, traidora de mí misma, faltando a todas las promesas que me hice
de dejarte, me sometía trepando por tu cuerpo, que borró cada arruga
del mío, cada año que me separaba de ti en cada orgasmo. Y ya de igual a
igual, deshacerme de placer al oírte pedir que me tragara tu pene
suculento quedando irremediablemente atrapada en tu sexo cuando encadenaba
exhausta un orgasmo tras otro, y mis gemidos se mezclaban con tu risa
lobuna desafiándome a acabar una vez más.
Con cuanto deseo esperaba que por fin te corrieras viendo tu rostro
llenarse de placer con los ojos cerrados y tu voz dándomelo todo ,y otra
vez mi boca , mi vagina ,mi culo, recibían tu leche caliente
derramándose con fuerza .
Mi sexo comienza a despertar con tu recuerdo y lo froto perdida y
triste con mi copa a medias dejando caer un rastro de vino rojo por mis
pezones que se erizan fríos, huérfanos de tu boca.
Siento mi propio latido de calor y desesperadamente agito mis dedos
contra el clítoris que se moja y me envía oleadas de placer y de vacío,
de dolor y de gozo.
Y el vino aletarga mi devastada decisión , la distancia que nos
separa y la razón de dejarte.
Sola, sola y caliente masturbándome con tu recuerdo, no puedo
correrme . Me aprieto los pechos y la mano baja para hundirse otra vez en mi coño
desolado.
El alcohol y la pena me resecan ,entonces te conjuro mentalmente,
traicionando una vez más mi juramento y apareces en toda tu potencia
cabalgándome con desesperación, jadeando de placer contra mi espalda,
pronunciando palabras tatuadas para siempre en mi corazón.
Gruesas lágrimas de dolor caen sobre mis pechos como caían las gotas
de tu semen y mientras el orgasmo me inunda caliente y helado como una
pérdida, elijo dejarte de un tajo en mi alma.
Infiel a mí misma, entre el deber y el deseo, dejo mi copa vacía.
Al otro lado de la puerta, en la oscuridad del dormitorio, mi esposo
duerme apaciblemente.