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jueves, 23 de julio de 2020

Mis muertos


Mi primer muerto
fue mi abuelo.
Bravío y desafiante
desde la mudez
del lecho.
Sin articular palabra
gritaba con los ojos
su combate.
Recuerdo aún la aventura
de mi niñez
entre las olorosas maderas
de su taller.


El segundo, mi tío.
Se fue sin hacer ruido,
sin molestar,
como había vivido.
Me dejó su amor,
la poesía,
la pasión por la palabra
y el asombro del libro.
No puedo hablar de él
sin llorar mi duelo.


Mi padre fue el tercero.
Se resistió a la muerte
hasta que su feroz incoherencia
hizo que olvidara respirar.
Todavía huelo el jazmín
que cuidaba,
el perfume a lavanda de sus manos
y allí
en la buganvilla roja,
su nombre bordado.




lunes, 13 de julio de 2020

MINIMAS X



I

Bajará descalza,
enloquecida de dolor
con los pies heridos,
juntando toda la tempestad
adherida a sus ojos.

II

El ácido vacío
al cual volver,
se escapa por la frontera
de mis dedos.

 III

Si vas a pisar las flores
descálzate.
Porque de todos los pecados,
el alma
guarda astillas.

 IV

Con tus ojos haciendo poesía
escribo
todo lo que habita
mi oscuridad.

V

Respirar esa lágrima.
Dejar la marca, la herida
de la que nadie sale indemne.
No toques el dolor. No hables.





 (Imagen recogida en Google)

viernes, 3 de julio de 2020

Rojo absoluto.



Se miró al espejo recordando la noche anterior. El profundo abrazo que grabó a fuego, el tacto y el olor de las pieles, la intensidad de los labios, la humedad de sus lenguas. El hacer el amor desesperadamente.
Y más tarde la última copa.
Hoy todo era distinto. Ella también. 
El vaporoso traje de novia la hacía parecer un hada etérea. Nívea su piel, casi transparente
contrastando con el rojo absoluto de sus labios.
Recogió su ramo y antes de salir , delicadamente guardó un pequeño objeto -algo prestado- dentro de su corpiño.
Había llegado el momento. De pié frente a las puertas de la iglesia, esperaba que la música le indicara que podía entrar. Veía la extensa alfombra roja y al fondo, apenas dibujada la figura del hombre con el que se iba a casar y que la miraba intensamente.
El corazón se le partía en dos, galopando dentro de su pecho, queriendo estallar.
Sonó la música con fuerza y de pronto, al dar el primer paso para entrar a la iglesia, todo encajó.
Y cuando el tacón pisó la mullida alfombra lo supo.
La boca a la que tanto deseaba no estaba allí, la piel que anhelaba tocar no era esa, la lengua que conocía cada pliegue de su sexo no pertenecía a ese hombre.
Se giró inesperadamente dándole la espalda a ese futuro y como una novia equivocada lanzó hacia adentro su precioso ramo, buscó en su corpiño el objeto escondido, ese lápiz de labios que tanto adoraban usar las dos.
Recordó esa preciosa y húmeda boca pintada de rojo, la boca de su amor.
Había elegido.
Se retocó los labios y corrió liberada por fin a buscarla.





Propuesta de Junio en el maravilloso Blog de Gine , donde podrás encontrar todos los textos participantes.