Siento.
La reflexión poética
sobrevuela el pensamiento
llenándolo de voces.
Tocando mi corazón.
Si llega el miedo
y me ahoga por momentos,
invoco palabras
que acuden a mí
como pájaros lejanos.
Yo no sé qué siento.
Sólo sé que vuelo
y puedo respirar,
no me ahoga la espera,
ni me ahoga el silencio.
Sólo respiro.
En este único momento
respiro.
Ahora
que llega
la danza salvaje de la luz,
puedo ver más allá
de todo lo que mis ojos
acostumbrados al miedo,
habían dejado de ver.
Vuelo.
vuelo con sombras.
Los milagros se quedan
para los que puedan realizarlos.
Me reconozco humana,
con un féretro de historias,
y el miedo dentro del pecho.
Es tiempo de volar,
de dejar partir
polvorientos ahogos
y sacudir
la parálisis de angustia,
que algún día será remota.