Preparó el ambiente con su ritual diario .Escrupuloso en cada detalle.
Corrió las cortinas para que la maravillosa luz de la mañana inundara la
habitación, eligió pacientemente la música. Subió el volumen. Ordenó cada
pincel por tamaño y grosor ,las pinturas sobre la mesa, en su caja abierta.
Un enorme lienzo descansando en el atril y el cuerpecillo inquieto del hombre
que dispuso todo con metódica rutina.
Todo estaba dispuesto.
Así que se sentó frente al lienzo inmensamente blanco y vacío.
Esperó a las musas, en silencio ,concentrándose en la tela...reverentemente.
Imaginó, imaginó, se esforzó en imaginar ,pero su mente se mantenía en blanco
como el tapiz inmaculado.
Las manos apretadas contra sus rodillas mientras la música atronaba sus oídos.
Cerró los ojos intentando dejarse llevar.
Esta vez sí, tenía que ser!
Hoy tenía que ser el día!
El ansiado día después de tantos años de espera. Su día.
El de su mejor cuadro.
Como siempre su respiración se aceleró buscando el matiz, el color, el trazo
que abriera las compuertas.
Sin embargo ,nada de eso sucedió , todo permaneció igual.
Hasta la rigidez de su empeño y de su espalda eran iguales, hasta el fugaz
chispazo de ira que atravesó sus ojos ,apenas perceptible, era el mismo de
siempre. Y como siempre murió.
Entonces se puso de pié, abrió la caja de los viejos calendarios con flores y
paisajes .
Pasó los meses uno a uno y al azar, eligió esta vez una cesta de frutas.
Quedaría muy bien en la sección de cuadros de oferta del hipermercado.
Quizás se trate solo de eso. Seguir las huellas que me indiquen hacia donde caminar ahora que parece que todo queda en suspenso. Aquí intento guarecerme. Es mi propio rincón,donde recibo a quienes quieran descansar un rato. Bienvenidos a todos.
Datos personales
lunes, 27 de julio de 2015
jueves, 16 de julio de 2015
Fragmentos
Calladas,
las lenguas del olvido
se rinden
a la mano que escribe la desmemoria
de estos fragmentos de mí
que lanzo al aire como pañuelos.
Los náufragos espacios
sobreviven a mi pasado.
Sólo fragmentos
de dulces palabras.
Sólo el olor a recuerdo.
Y para siempre
el temblor vital
de mis alas.
Más allá
de la feroz lealtad
de mis huellas
en la palabra escrita.
las lenguas del olvido
se rinden
a la mano que escribe la desmemoria
de estos fragmentos de mí
que lanzo al aire como pañuelos.
Los náufragos espacios
sobreviven a mi pasado.
Sólo fragmentos
de dulces palabras.
Sólo el olor a recuerdo.
Y para siempre
el temblor vital
de mis alas.
Más allá
de la feroz lealtad
de mis huellas
en la palabra escrita.
viernes, 3 de julio de 2015
sueño...
Sueño con un túnel.
Un negro túnel.
Gotas
de denso lodo
chapotean inmersas
en el horizonte tubular.
Una sombra
se demora en la palabra.
Esa,
la muerta, la abandonada,
la que ni siquiera tiene fantasmas.
Esa
la que arranca de las manos
aquello que en silencio
se sigue soñando.
Y mi pupila
queriendo abrirse.
Y mi pupila húmeda,
atrapada
en la neblina pastosa
que me impide
abrir los ojos.
Y todo se cubre
de miedo.
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