Jacobo tiene alas.
Son alas transparentes con un matiz azulado que nacen desde
el centro de sus omóplatos y se extienden hacia los costados formando una
especie de corazón partido al medio. Él guarda ese secreto, mientras las toca
palpando su extraña textura.
Cada día el espejo le devuelve una imagen casi etérea ,de
una belleza sutil que queda grabada en su mirada, la que todos los días,
observa esa especie de milagro, y lo hace sentir tan diferente. Jugando a ser
un ángel.
No siempre sus alas se despliegan. Sólo ocurre si tiene
miedo y la conocida sombra lo invade, o la emoción es demasiado intensa y la
náusea acude a su garganta. Es entonces cuando siente ese particular mareo
anunciando la sensación que extiende un calor entre sus hombros y la tensión
apretando su columna.
Entonces vuela.
Cierra los ojos impulsándose hacia arriba y sus alas se
abren translúcidas como generosos brazos, acercándolo a millones de soles.
Esencia pura, donde no existen sombras. Donde puede limpiar
su corazón con tanta pena. Lejos de los pasos que anticipan la mirada del
horror ordenando silencio.
A veces querría no volver nunca, permanecer con los ojos
cerrados y seguir volando hacia un feliz camino de retorno a la vida. Sin
embargo, cuando siente que la calma vuelve, retorna a su cuarto, donde todo
sigue igual, donde nada cambia.
Su vida transcurre en el limbo que oculta el cuarto de los
pecados ajenos. Unos dedos fríos que rozaron avariciosos la inocencia , su boca
que besó lo no deseado y el viscoso telón del olvido cubriéndolo todo.
El cielo está tan cerca de su ventana que podría tocarlo con
solo asomarse. Su ansia es alcanzar ese cielo transparente.
Elevarse tanto como sea posible, por eso cierra los ojos y
vuela. Para calmar los llantos insomnes y el hedor helado de morirse en vida.
Como ahora, que el calor de su espalda serpentea a lo largo
de su columna centrándose entre sus omóplatos.
Como ahora, en que subido al marco de la ventana, siente que
sus alas se abren infinitas y se lanza al vacío con los ojos bien abiertos.
Nunca más cerrados.
Nunca más.
2/06/09
Volar no es fácil.
ResponderEliminarLa escultura no sé si es única, pero sí una rareza.
Hola! Gracias por el comentario!
ResponderEliminarLa escultura es el Angel caído (creo que se llama así) del Parque del Retiro en Madrid.
WOW,Cómo escribe la tía, digo la abuela, digo... ¡la madre que te pario! Recuerdo a una mujer que conocí hace tiempo. Era una mujer con alas. A ella le parecían raras, inútiles, incapaces de soportar su peso en el vuelo. Era una mujer con luz propia. Pero la luz era tan brillante que la encandilaba y no la dejaba ver. Esa mujer pensaba que estaba ciega: ni ella veía y ni los demás la podían ver. No sé qué habrá sido de ella. Pero estoy segura de que, esté donde esté, ahora será alguien mejor. Las malas lenguas aseguran que saltó.
ResponderEliminarEres increíble....gracias! te quiero...
EliminarVaya lunita colorá... un relato que me ha encantado.... tiene magia, creo que uno de los mejores que te leído.
ResponderEliminarUn beso!
Gracias Manuela! Te agradezco mucho que te pases por aquí!
EliminarHermosísima alegoría sobre cómo cada cual puede liberarse del peso de sus penas y de su impotencia. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarSoy Ami (amaalsol)
ResponderEliminarGracias Ami!!!!
EliminarMe ha encantado. Esa lucha constante de lo que creemos que podemos hacer y lo que realmente odemos hacer, pero no lo vemos. ni siquiera lo intentamos ver, por si nos atrapa...al fin y al cabo es miedo. De vivir, quizá como quisieramos... y preciosas las palabras para contarlo.
ResponderEliminarUn beso, Guaci.
Gracias a todos..
ResponderEliminarme emocionan los comentarios. Este es un relato muy íntimo,desde la parte más desgarradora de lo que quise narrar...a veces lo leo y me duele..
Que no te duela más, Luna... te curo con besos y abrazos. Debe ser duro lo que te inspiró para este texto de ángel caído.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPor casualidad he pasado por aquí, lunaroja. Este relato me parece extraordinario y muy cuidado.
ResponderEliminarSé que cada lector saca sus propias conclusiones y que lo que escribimos deja de pertenecer al autor cuando pasa al lector a través de sus ojos y su raciocinio pero me da la impresión que, a veces, los lectores leemos muy deprisa y ponemos poca atención en los textos y lo que se quiere expresar.
A mí este soberbio relato me habla de malos tratos, más bien, probablemente, de abusos sexuales y la desesperación de Jacobo cuando se siente atormentado por esos abusos. Por eso añora, quiere volar, ser libre y acabar con ese castigo que lo mutila en lo más profundo de su ser.
Buen relato, lunaroja. Creo que los que escribimos también nos gusta saber si nos comprenden nuestros escritos.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Mos,has entendido exactamente lo que quería expresar,desde la mayor de las delicadezas justamente por ser un tema tan doloroso y tremendo Quise despojarlo de lo morboso,y ceñirme quizás más al lenguaje poético para desbrozar algo tremendo.
ResponderEliminarMe ha encantado cómo te has expresado,me voy a ver si tienes blog! Un abrazo.
Hola luna roja: Vine desde "La carretera secundaria" de Luis García. Mi curiosidad hizo venir a leer este relato tuyo y me pareció que la mayoría no captaron lo que expresaba.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por acercarte a mi orilla.
Mos.
Ah! Luis...sí es amigo...
ResponderEliminarMe alegra mucho,como te comenté el análisis tan exacto que has hecho, me costó mucho escribirlo justamente por el tema que trata,no porque haya sido una cuestión personal,pero,sí algo que me surgió durante los momentos en que comenzó la idea.
Nos estamos leyendo entonces!
Aunque mi blog es más reciente que el tuyo!
Excelente relato, y me ha encantado el análisis que hace Mos...
ResponderEliminarPues sí Eva, el análisis de Mos,es exacto, se ha metido dentro del texto y de mi cabeza! Gracias por pasarte!
ResponderEliminarOh, lo que escribiste tiene una belleza inhumana y pura, creo que buscas encontrar el cielo y lo haces, la necesidad de saberse amado, comprendido, abolir cualquier impedimento de felicidad. Refleja un poco lo que venimos hablando, el sentido de la patria, la libertad, el ser un muerto vivo. Y esto me lleva a pensar que cosas nos hacen muertos vivos, cuál es el sentido de ser mitad alma y mitad materia. Jacobo logra encontrar ese punto, la línea inquebrantable entre el ser y la posesión de un cuerpo. Energía pulcra. Además mantiene siempre ese azul o sepia que tanto me encanta, lo que lograste es una genialidad. No sé dar críticas, pero puedo decirte lo que gusta o no, y esto me fascina. Me arrodillo despacito ante vos, Alejandra.
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