Vi
que la sombra de la noche se alargaba sobre las sábanas arrugadas entre
nuestras piernas y decidí que tenía que irme ya.
Probablemente
si amanece antes de que me vaya, todo se convertirá en lo de siempre. Y no
quiero.
Esto
forma parte de mi. Yo, sola, oscura, deseo.
Separada
de todo lo demás. De todas las demás parcelas de mi vida.
Un
punto y aparte. Oscura, yo, deseo, sola.
Otra
piel apenas conocida que converge con la mía, para que permanezca intacta en mi
memoria y que no se diluya como tantas cosas que olvidé de tanto recordarlas.
Es
esta boca que come mi sexo la que arranca mis corazas, son sus dedos abriéndose
paso entre mis nalgas, los que empapan de gozo mis tormentos. Es mi orfandad de
piel la que reclamo a este tiempo
regalado.
Devorándolo.
Ávida, cabalgo sin bridas al borde del precipicio en que caeré cuando me corra
una y otra vez.
Y
él recogerá en sus brazos mis gemidos. Esa franja de luz que asomará un
instante en nuestros ojos, sin preguntas ni respuestas.
Antes
de que se haga de día.
( texto recuperado)
Dedicado con todo mi cariño a María Perlada, que fue la que me animó a ir colgando algunos de estos relatos. Gracias María!
Dedicado con todo mi cariño a María Perlada, que fue la que me animó a ir colgando algunos de estos relatos. Gracias María!